Lo óptimo es que el rascador sea similar a un árbol: una superficie estable, idealmente alta (más que la longitud total del gato) y que se mantenga en posición vertical.
El rascador puede colocarse pegado a una pared o al mismo sofá, o
bien puede ser una estructura alta y estable: un “rascador mueble”.
Existen muchos tipos de rascadores, algunos de ellos cubiertos de cuerdas hechas de una fibra natural llamada sisal. Estas cuerdas tienen un tacto agradable para las rascadas del gato.
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